Leo en Apo Kardias que Manu nos habla de la regularización de inmigrantes. Al comenzar a leer el texto me ha recordado algo que me contaron pasado 1992, tras la expo de Sevilla y cuando comenzaba la crisis económica de esos años.
Me contaron que había un grave problema con trabajadores que no estaban dados de alta y que las empresas les pagaban mucho dinero para acabar obras, muchos echaban demasiadas horas diarias, pero la recompensa efímera era que salían al mes por unas 500.000 pesetas. Como el trabajo era temporal, ese dinero se iba a esfumar enseguida, no era un trabajo fijo y luego pasaba lo que pasaba, que se apuntaban al paro -algunos ya lo estaban y otros se sumaban- y las listas de esa oficina crecían sin parar. Además de no trabajar mucha gente, no podían vivir al ritmo de años pasados, porque es muy bonito recibir semejante sueldo y darle salida sin miramiento, entrando en un nivel de vida que después no se podía mantener. Luego, ya en plena crisis, había que apretarse el cinturón y bajar el nivel, trabajar como todos -si se podía trabajar- y darse de alta.
Esto viene al caso de la situación actual. Hasta ahora mucha gente de la que está trabajando no estaba dada de alta, con lo que su trabajo es en precario, ni tienen derechos laborales, ni derecho a paro, ni cotizan a la Seguridad Social, con lo que perdemos todos. Ahora, si esos 700.000 trabajadores empiezan a cotizar, las arcas de la Seguridad Social se resentirán positivamente, habrá más dinero para muchas cosas, desde poder mejorar el fantástico sistema de salud pública que tenemos a asegurar la pensión de los que se vayan jubilando ya y en los próximos años. Creo que nos tenemos que felicitar por este trabajo del Gobierno, y pedir a las empresas y trabajadores que no trabajen de ilegales, que si hay trabajo para ser ilegal, lo suyo es que ese obrero esté dado de alta -trabajo hay y son necesarios de todas formas- y nos beneficiemos todos, que la sociedad se beneficie. Pido también control al Gobierno para que esto sea así y se cumpla la legalidad laboral sin miramientos.
Me contaron que había un grave problema con trabajadores que no estaban dados de alta y que las empresas les pagaban mucho dinero para acabar obras, muchos echaban demasiadas horas diarias, pero la recompensa efímera era que salían al mes por unas 500.000 pesetas. Como el trabajo era temporal, ese dinero se iba a esfumar enseguida, no era un trabajo fijo y luego pasaba lo que pasaba, que se apuntaban al paro -algunos ya lo estaban y otros se sumaban- y las listas de esa oficina crecían sin parar. Además de no trabajar mucha gente, no podían vivir al ritmo de años pasados, porque es muy bonito recibir semejante sueldo y darle salida sin miramiento, entrando en un nivel de vida que después no se podía mantener. Luego, ya en plena crisis, había que apretarse el cinturón y bajar el nivel, trabajar como todos -si se podía trabajar- y darse de alta.
Esto viene al caso de la situación actual. Hasta ahora mucha gente de la que está trabajando no estaba dada de alta, con lo que su trabajo es en precario, ni tienen derechos laborales, ni derecho a paro, ni cotizan a la Seguridad Social, con lo que perdemos todos. Ahora, si esos 700.000 trabajadores empiezan a cotizar, las arcas de la Seguridad Social se resentirán positivamente, habrá más dinero para muchas cosas, desde poder mejorar el fantástico sistema de salud pública que tenemos a asegurar la pensión de los que se vayan jubilando ya y en los próximos años. Creo que nos tenemos que felicitar por este trabajo del Gobierno, y pedir a las empresas y trabajadores que no trabajen de ilegales, que si hay trabajo para ser ilegal, lo suyo es que ese obrero esté dado de alta -trabajo hay y son necesarios de todas formas- y nos beneficiemos todos, que la sociedad se beneficie. Pido también control al Gobierno para que esto sea así y se cumpla la legalidad laboral sin miramientos.
