8.3.08

Patxi hizo bien en mostrar su disconformidad a Rajoy

No sería entendible lo de Patxi si no fuera por dos razones:

1: acababa de morir asesinado un amigo y compañero, en ese momento
duro es normal una reacción así.

2: Es curioso que se apele a la unidad de los partidos en un atentado
y el resto de los días tirándote los trastos a la cabeza. Se han
pasado toda la legislatura culpándote de agredir a las víctimas y ante
las víctimas van Rajoy y San Gil (que dijo que no retiraba lo de
agredir a las víctimas por parte del PSOE) de buenos. Alguien se lo
tenía que decir a la cara ante las víctimas, porque para algunos las
víctimas de ayer no son "sus" víctimas, como hemos venido viendo estos
cuatro años de legislatura. Ahora les toca apechugar con las críticas,
que se hagan menos las víctimas ellos.

No nos podemos imaginar los insultos que se recibirían los socialistas
si el concejal llegase a ser del PP, por ese mismo uso partidista de
las víctimas que ha hecho el PP.

7.3.08

Inútil

Pocos calificativos peores puede tener un acto como el de inútil. ETA lo sabe pero sigue haciendo daño, porque es lo único que consiguen, además de demostrar otra vez que el camino elegido de matar a las personas no sirve para nada, les arrincona cada vez más contra los ciudadanos, también contra los ciudadanos vascos.

Sí que es el momento de la unidad de todos los que están contra este tipo de actos, pero no puedo menos que recordar las palabras del presidente de la AVT, diciendo que el Gobierno de Zapatero sigue negociando con ETA. Justo tras esas palabras la respuesta más dura que se podía obtener es la de un nuevo atentado con la muerte de una persona. Creo que debería pedir perdón, dimitir y hasta disolver una asociación de víctimas que han luchado más políticamente que por la Paz.

Actualización:

Para confirmar lo mencionado más arriba, sírvanse recordar las palabras de Martínez Pujalte de ayer mismo, o las que pronunció un candidato del PP de Castilla la Mancha diciendo que Zapatero pagaba dinero a los terroristas para que siguieran matando. Una persona decente, tras esas palabras, dimitiría de su puesto y se jubilaría de la vida pública para siempre. Pero, digo eso, una persona decente.