9.12.11

Contratar con legales

No me parece normal que con la madurez de la sociedad española haya que recordar todavía que hay que contratar nuestros trabajos, por pequeño que sea el importe, con gente que esté trabajando legalmente. Según datos de la Fundación de las Cajas de Ahorros, la cifra de trabajadores con empleos no declarados, un eufemismo para decir que están cobrando ilegalmente por un trabajo, llega a los 4 millones, una cantidad increíble de economía sumergida que no se puede permitir una sociedad en crisis.

Con trabajadores ilegales también se incluye a los familiares de los que están legales pero que los ayudan a hacer los encargos, por ser de la familia no están exentos de cotizar a la Seguridad Social, y con ello contribuir al fondo común del que nos beneficiamos todos. Esos familiares, que lejos de ayudar ocasionalmente, se convierten en habituales, lo que realmente hacen es quitar un puesto de trabajo, aunque no sea a jornada completa, y por consecuencia que otra persona pueda vivir o mantenerse con ese puesto de manera legal.

Pero además de perderse puestos de trabajo y cotizaciones para poder mantenernos en el futuro a todos los ciudadanos con un mínimo de calidad de vida y de servicios públicos decentes, al contratar con alguien que cumpla con la ley se ofrece una garantía de calidad y de responsabilidad que de otra forma no se cumple. En el caso de los autónomos está muy claro que existe una garantía especial sobre otro tipo de funcionamiento empresarial, pues cuando alguien contrata un trabajo con uno de ellos, en caso de haber problemas, responden de todos los perjuicios ocasionados incluso con su patrimonio personal.

En mi gremio, como en todos, si alguna vez un fotógrafo profesional de bodas tiene problemas con su equipo, que puede pasar, y se pierden esas imágenes tan importantes para los novios, del daño causado se responde, seguros aparte, con tus ahorros e incluso con su vivienda si fuese necesario, por el daño originado, aunque afortunadamente no suele ocurrir, es raro, y la compensación económica está firmada en un contrato con los novios, algo que no pueden hacer quienes hacen reportajes de bodas ilegalmente.

Pero además de exigir los clientes que las personas que van a hacer sus encargos sean legales, para tener ese plus de seguridad que supone trabajar con empresas legales, las administraciones públicas también deben exigir que con cada encargo, se demuestre que quienes van a hacer los trabajos estén de verdad dados de alta, no sólo que la empresa sea legal, esto se puede hacer muy fácil con una simple consulta telemática sincronizando las distintas administraciones implicadas.

Actualmente hay administraciones que no se preocupan por ello, y deberían poner el máximo celo en hacer que se cumpla con esa premisa legal que beneficia a todos los ciudadanos para poder mantener una sociedad con unos mínimos derechos sociales de calidad. Esto incluye también sacar a los inspectores de trabajo a la calle, que hagan su cometido de una manera más decidida, porque en los más de 20 años que llevo cotizando y dado de alta nunca he visto pasar un inspector, haberlos seguro que los hay, pero no tienen que esperar a que se formulen denuncias para obrar, sino actuar de oficio con revisiones constantes más con el fin de disuadir que de penalizar.

9.10.11

¿Cambiamos las fiestas de San Rafael de fecha o no?



Otro año más han pasado las fiestas de este núcleo de población con este comentario, común a ediciones anteriores, que incluso esta vez ha contado con pegatinas para recordárnoslo, por si alguien no lo tenía presente. La historia nos recuerda que hace años se cambiaron desde el 25 de octubre a la fecha actual, 29 de septiembre, porque era normal que ya con el otoño bien entrado, el frío más persistente hiciera presencia, incluso que a los quintos les tocase torear con nieve en la plaza de toros de palos que se montaba por entonces. Desde ese primer cambio se vienen celebrando las fiestas en la fecha actual, pero en la celebración durante muchos años se ha sufrido también el rigor del frío y el inconveniente de la lluvia que obligaba a aplazar o suspender actos programados. Así surgió la idea de cambiar las fiestas patronales a una más benigna es aspectos climatológicos, además de ser uno de los pocos núcleos de población de gran atractivo veraniego sin fiestas en pleno verano, es decir, se añade un condicionante social y económico.

Actualmente han surgido en el seno de los propios participantes en las fiestas tres opciones bien distintas. Una es dejarlas como están, sin cambiar ni uno solo de los 9 días que duran, otra opción es la de cambiar todas las fiestas a una fecha mejor en verano, y la que quizás tome más fuerza es la de repartir los días de fiesta entre la fecha actual y otra a decidir en julio o agosto.

Todas tienen sus inconvenientes y sus ventajas, y no es fácil consensuar la decisión, seguro que todos los vecinos tienen argumentos importantes para defender cualquiera de estas propuestas u otras que puedan surgir. Se han celebrado dos referéndum con los que no se ha conseguido aclarar mucho, por su mal planteamiento o la baja participación ciudadana, pero realmente no es necesario consultar a los vecinos en una votación, sólo se necesita un decreto municipal indicando el cambio, así de sencillo es el trámite legal.

Para tomar la decisión final también hay que tener en cuenta los aspectos económicos de muchas empresas o comercios que se ven beneficiadas por la celebración de unas fiestas, por la situación económica y por la merma del trabajo en las tiendas de este núcleo de población. En verano han bajado las ventas en gran parte de ellos, siendo necesario hacer algo para poder reactivar el tejido comercial, que en otras épocas era fuente generadora de puestos de trabajo y de una actividad que suponía un gran respiro para poder vivir el resto del año. Cambiar las fiestas a una fecha veraniega propicia para atraer gente y que los comercios recuperen su actividad es casi una obligación de los responsables municipales, pero no deben de olvidar que al hacerse las fiestas a finales de septiembre es como si se alargara la temporada de verano, la más fructífera para el comercio debemos recordar. Por eso la división de los 9 días de fiestas en dos fechas parece, entre todas las propuestas, la solución más acertada, porque no se mermaría la capacidad de trabajo de muchos bares y restaurante, por ejemplo, a la vez que se daría la oportunidad de participar en las fiestas a muchas personas, niños y veraneantes, que en la actualidad no pueden hacerlo, por ser septiembre un mes en el que comienza el nuevo curso a todos los niveles o el trabajo para quienes estaban de vacaciones.  

23.8.11

Menos personalismos y más arrimar el hombro

"La exministra Carmen Calvo afirma que no compartirá una lista con Rosa Aguilar". Me quedo sorprendido, no gratamente, de esta actitud de la exministra. Da la impresión de que algunos no han entendido las demandas de los ciudadanos, sobre todo expuestas tras el 15M, pidiendo entre otras muchas cosas que dejen de tirarse los trastos a la cabeza y que como representantes públicos de los ciudadanos su primera obligación es compartir, convivir y hacer todo lo posible por entenderse. No sé lo que dirá Rosa Aguilar, pero desde siempre ha contado con mis simpatías, sobre todo porque muchos ciudadanos de Córdoba la han apoyado de manera masiva en las elecciones, eso es una garantía fantástica en un currículo político. Creo que se equivoca y debe rectificar, porque de otra manera, gente que muestra actitudes intransigentes y poco dadas al diálogo, como todo parece indicar, con actitudes rencorosas e infantiles ("si tu vas, yo no voy, ya no te ajunto" dirían los niños) no debe ir en lista alguna, sea el partido que sea, porque los ciudadanos demandan entendimiento y diálogo, que no vuelvan a utilizar el Congreso para tirarse los trastos a la cabeza, como han hecho siempre.




19.5.11

#acampadasol

No puedo, por el trabajo, estar atento a los cambios que estamos viviendo estos días en España, sobre todo en la Puerta del Sol, en Madrid, y digo cambios conscientemente porque hablo de los jóvenes, porque parece que han cambiado la pasividad por la acción, y eso me gusta, estoy de acuerdo con manifestarse pacíficamente, protestar y exigir justicia en muchos ámbitos, sobre todo el laboral y económico.

Pero, aún con la falta de información precisa por no poder leer bien todas las noticias, me atrevo a escribir una reflexión rápida de una de las frases leídas en la prensa, española e internacional.

Hacen una comparación y lo llaman similitud entre lo que está sucediendo en España y lo que ocurre en varios países de África, pero me parece totalmente injusto para la gente de esos países que están asfixiados por dictaduras eternas, sin más remedio que luchar hasta morir, en muchos casos, para conseguir cosas que por aquí tenemos asumidas como normales. Esto no hace ilegítima toda protesta que se haga y se está haciendo en cualquier ciudad española, pero la comparación no es real ni es justa. Podemos poner un ejemplo con el de las mujeres en Siria, que no tienen derecho a conducir un coche, algo que aquí vemos tan normal, allí sólo es privilegio de los hombres.

Por este y otros muchos ejemplos, no creo que sea muy acertado igualar ambas protestas porque ya les gustaría a muchos habitantes de esos países de África vivir como se vive en España.

14.5.11

Desequilibrio

Habitualmente hablo con un fotógrafo del mismo Bilbao en un foro que además de fotografía se habla de todo lo humano y divino, en uno de los hilos de las conversaciones nos suele, como amante de la tecnología y del ahorro, contar sus peripecias con las operadoras para conseguir mejor servicio a precios más baratos. Los precios de las conexiones que consigue, comparándolos con la nuestra, de la misma operadora, nos hace pensar que recibe una constante oferta promocional, pues por menos dinero recibe mucho más que nosotros.

Esto no hace más que reafirmar el desequilibrio que existe entre las ciudades y los pueblos pequeños, en los que las infraestructuras de telecomunicaciones se basan en las existentes durante todo el siglo XX, sin la creación de nuevas redes de otros operadores para poder competir y beneficiarnos los ciudadanos. Alguien me dirá que no les sale rentable invertir para pocos clientes, eso es cierto porque el interés de las operadoras no es dar servicio, sino ganar dinero, totalmente lógico.

Pero este desequilibrio viene añadido al que existe en otros ámbitos de la vida de los ciudadanos, como el del comercio, todos sabemos que hacer la compra en los pueblos cuesta más que en los centros comerciales o grandes cadenas de distribución, algo lógico porque un pequeño comercio no puede comprar un camión de leche para poner a sus vecinos el litro a precio de gran superficie.

Si a este axioma comercial le añadimos la diferencia en el salario medio entre las ciudades y los pueblos, tenemos para orientarnos una diferencia salarial entre Madrid y Galicia de 500€ al mes, en la primera cobran por encima de los 2.100€ de media al mes mientras que los gallegos perciben 1.600€ en cada nómina, seguro que la diferencia en las remuneraciones entre Madrid y cualquier pueblo sin necesidad de ser pequeño, es mucho más que abismal. Un trabajador de la capital del reino ganaría en ocho meses lo mismo que uno de Soria o Zamora en todo el año.

Estas diferencias son las que no se pueden permitir, inciden en la calidad de vida de los ciudadanos, en sus derechos a percibir las mismas prestaciones que el resto de vecinos del Estado, son diferencias que les impiden acceder a servicios también fundamentales como la cultura, es cierto que con menor sueldo no se puede destinar dinero tan alegremente a comprar un libro de 24€, por ejemplo, como lo haría alguien cobrando el sueldo medio nacional. También se resiente el acceso a los alimentos de más calidad, no es la primera vez que me encuentro a un obrero comiendo de latas, en lugar de una comida equilibrada, simplemente por tener que ahorrar en todo para poder sobrevivir.

El desequilibrio es más profundo que en el ámbito tecnológico, este más superficial pero que también ha pasado a ser un servicio básico, y más grave de lo que nos parece, no nos debe extrañar que la gente no quiera vivir en los pueblos, que sean raros y anecdóticos los casos en que una familia se traslada a vivir desde una ciudad a una pequeña población.

Todos tenemos un ejemplo muy claro con los ciudadanos alemanes, que en el momento de jubilarse, e incluso antes, tienen previsto disfrutar de esa época de descanso en la vida en tierras españolas porque sus altas pensiones les permiten vivir aquí con mayor comodidad que muchos de los trabajadores en activo ¿Dónde se tendrían que ir a vivir los vecinos de cualquier población de Castilla y León para estar en igualdad de condiciones que esos jubilados alemanes? ¿A un país mucho menos desarrollado o contentarse sólo con los viajes del Imserso?.

4.4.11

En política vale no decir la verdad

Hay un ejercicio importante para poder opinar sobre cualquier tema, y es escuchar a las dos partes, como hacen los jueces, escuchan a la defensa y a la acusación y toman partido en vista de las pruebas. Eso es lo que he hecho hoy, que entrevistaban en la Cadena Ser a Mariano Rajoy, podía haber cambiado a M80 que no es mala opción mientras te duchas, pero decidí escuchar a Mariano a ver qué decía. En una de esas frases que suelta de libro de la oposición hablaba del paro y de la crisis, en concreto decía que con Aznar se hablaba del milagro económico y que habían bajado el paro desde el 22% al 8% creo que mencionó. Seguía diciendo que con Zapatero se ha pasado de nuevo a ese 22% y no como en Alemania, donde la situación del paro es muy distinta a la de España, ya sabemos todos que necesitan trabajadores cualificados.

Bien, ese discurso estaría acertado si no fuese que encierra una trampa, y que es la de basar una economía en un sector laboral único, el de la construcción, que sí generaba muchos puestos de trabajo, todo el mundo viviendo del ladrillo (albañiles, electricistas, carpinteros, pintores, fontaneros, etc...) pero sin haber hecho una diversificación laboral en época de bonanza económica para que esos puestos de trabajo estuviesen más o menos consolidados. También hay que tener en cuenta que la mano de obra del sector ladrillo no es muy cualificada, muchos jóvenes dejaban los estudios porque era dinero fácil, se conseguía enseguida comprar un coche o la ansiada moto, de una manera bastante más rápida que seguir estudiando y a los 25 años buscar trabajo con el que intentar colmar los deseos lógicos de cada joven. 
Todo esto ha hecho mucho daño a la sociedad, hay ingentes cantidades de jóvenes sin preparación -esos que no quieren en Alemania- que han tenido que volver a los estudios, para sacarse el graduado escolar, para intentar retomar un proyecto de vida de una manera más segura, como verdaderamente ofrece el conocimiento.

Este es en realidad el legado que ha originado un sistema social laboral no basado en la diversificación laboral, si no hubiese llegado la crisis no se habría notado, pero tenía que ocurrir, ya con Aznar se hablaba de la burbuja inmobiliaria y parecía muy lejana pero nos pilló de lleno.

En esto radica la diferencia con Alemania, por eso ellos se recuperan rápido, con las mimas medidas, y en España cuesta más, porque no hay trabajos alternativos ni gente preparada para ejercerlos.