29.1.05

Nos acostumbramos para no sentir

Si nos damos una vuelta por los buscadores en internet podemos encontrar cintos y cientos de titulares como este "Oleada de ataques en Irak: 35 muertos" por poner uno de los ejemplos encontrados, pero hay más: "Dos atentados suicidas en Irak causan 21 muertos a tres semanas de las elecciones", "Veinte policías muertos y 40 heridos en un ataque con coche bomba en Irak ", "Al menos 17 muertos en un atentado contra una mezquita al sur de Irak", "10.000 muertos en un año", etc...

Bien, seguro que estos titulares y muchos más los hemos escuchado o leído en los periódicos. Pero el tiempo nos hace insensibles, después de un tiempo, a este tipo de información. Como si después de tantos muertos ya no nos doliera que muriera una o varias personas. Algo está sucediendo con la naturaleza humana para que tras escuchar las cifras de muertos, sigamos nuestra vida sin estremecernos ni un poco, sin pararnos a pensar unos segundos en qué está pasando, qué supone la muerte de cada uno de esas personas, de cada uno de esos ciudadanos del mundo.

Podemos dejar que nuestra imaginación reconstruya la situación familiar de uno de todos esos muertos para ver si nuestra conciencia está muerta del todo o aún tenemos posibilidades de resucitarla, aunque sea de una manera tan drástica, como si la hiciéramos un electroshock. Podemos adentrarnos en su vida familiar antes de que muriera, intentando sobrevivir en el actual estado que se encuentra su país, haciendo esfuerzos para salir vivo cada día y llevar algo de comer a casa, pues su vida se reduce a seguir vivos día a día, no pueden pensar en el futuro, les cae demasiado lejos y, de momento, es un lujo.

La imaginación nos puede recrear infinitas situaciones, pero en todas pasaremos de la placentera de una familia que vive, al menos, a la trágica con la muerte de uno de los integrantes de la misma. Esta se repite varias veces al día, todos los días, todas las semanas y todos los meses desde que comenzó la guerra de Irak (aquí puedo hacer una salvedad y decir pasa lo mismo en todas las demás guerra que están activas, pero esta es la que más nos puede llamar la atención por ser la última, de momento).

De verdad que si no somos capaces de reflexionar un poco tras cada titular de este estilo, la humanidad ha comenzado a evolucionar hacia la falta de sentimientos, hacia un tipo de personas que no sienten ni padecen por los demás, que su preocupación por los demás es tan escasa que no importa que muerna personas tan lejos, no nos afecta, no sufrimos las consecuencias. Afortunadamente hay mucha gente que sí piensa en cada momento de su vida en esas situaciones, que siempre mantienen un grito desesperado intentado que no nos olvidemos de los sufrimientos, que son capaces de embarcarse en la cruzada fantástica de una ONG que tiene como único fin ayudar a los demás, independientemente de quienes sean, de su raza, creencia religiosa o política, simplemente porque les llena ayudar a que no sufran otras personas.

Esta actitud parece que impide un poco que nos convirtamos en unos desgraciados sin sentimientos, pero ¿hasta cuándo?.

Un poco de humor de JRMora, aunque el tema sea serio

P.D.: Podemos extrapolar el sentido de este texto a lo que pasa cada fin de semana con los accidentes de tráfico, por ejemplo. El caso es que nos haga pensar un poco la muerte de una persona de forma violenta y las consecuencias tanto para su entorno como para la sociedad actual.

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