Lo primero que me ha llamado la atención es que no hay aldea o población, por pequeña que sea, que no tenga un cartel o pancarta a favor de ETA, en cierto modo me recordó a Cuba, por donde quisiera que fueras había lemas alusivos a la revolución. Esa presencia constante supone cierta presión para quien va a conocer esas tierras, pues no te encuentras a gusto, cuando ves pintadas que no quieren a los ?españoles? en su territorio, o que los indicadores por los que intentas orientarte para visitar esas tierras pueden tener tachada toda expresión escrita en castellano, dificultando en gran medida saber por dónde tirar. Eso si, en algunos carteles los textos en francés o inglés no se tachan.
Me da la impresión de que tienen gran odio hacia lo español, cuando casi todos los españoles no tenemos la culpa de la represión en el franquismo, lo mismo simpatizamos con sus deseos de libertad, pero claro, no comulgamos con la forma de conseguir esa libertad, pues nunca admitiremos que la sociedad sea libre asentada en los pilares del terrorismo.
Como es normal, caminé por los pueblos, y daba pena que en muchos de ellos te encontraras criminalizados a concejales ?incluida su foto- de otros partidos, en concreto del PSOE. No te daban ganas de seguir allí, pues no se respira libertad cuando han puesto en el punto de mira de toda la sociedad a alguien que no está a favor del terrorismo ni comulga con los pensamientos de ellos. No te gusta pasear en esas condiciones, y menos entrar en los bares donde admiten esas amenazas en su fachada, no se les debe seguir el juego, eso no es libertad.
También diré que el paisaje y las gentes con quienes hablé son fantásticas, intentaban ayudarme en lo que necesitaba, eso es de agradecer, no en todos lo sitios encuentras gente amable. Eso significa que unos pocos están creando mala fama a quien no la tiene, ni el resto de las gentes de esas tierras ni el territorio en el que viven.